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No conecta con los votantes

 



No conecta con los votantes

“Raúl Jalil no conforma a nadie” fue una de las frases surgidas de un grupo focal cuyo resultados  llevan mi firma y fueron remitidos a una consultora de Buenos Aires, la cual me encargo el trabajo por recomendación de un colega. En el estudio cualitativo se me pedía respetar estándares básicos e indagar en qué puntos Raúl Jalil "conecta" con los votantes catamarqueños.

En la elaboración del informe, expliqué que respecto de los votantes de su propio espacio político el gobernador no conecta en casi ningun tema relevante para estos, y que paradójicamente, si conecta con los votantes más conservadores y de derecha como los del PRO, en temas como la explotación de litio y la advertencia de los efectos negativos de modificar la matriz impositiva a las empresas del sector.  

Entre las conclusiones del informe detallo lo siguiente: “se percibe al gobernador alejado del contrato electoral firmado con sus propios votantes, y la paradoja de que habiendo sido votado por un segmento social  gobierna para otro, el cual a su vez no está dispuesto a votarlo”. Una vez finalizado el informe, el personal de la consultora me solicitó algunos datos de facturación y remití el informe de unas 18 páginas vía mail.

Democracia elitista 

Una vez remitido el informe, detecté que todos los deícticos de identificación del estudio sobre Raúl Jalil tenían un hilo conductor que remitía al concepto de “democracia elitista”.  Un concepto de larga tradición en la Ciencia Política del siglo pasado, que interpreta a la democracia como una simple alternancia de “elites” que son legitimadas electoralmente por un pueblo pasivo.

Los tiempos cambiaron y la sociedad también, y el de “democracia elitista” fue un concepto superado, surgieron en su lugar conceptos como el de “democracia participativa”, “democracia como desarrollo” o “democracia de proximidad”, en cuyo caso –explicaba en el informe- ninguno de estos modelos parecía ajustarse al tipo de representación política que Raúl Jalil propone a los catamarqueños.

Gabinete de extraños

“Los elige obedientes y sin peso político, no le interesa que tengan criterio propio, quiere que hagan los que él les dice”, esta frase no surgió de ningún estudio cualitativo, fue una charla mano a mano en el Hotel Ameriam con un referente justicialista que conoce las intimidades del gabinete provincial, y también parte de la psicología del proceso de toma de decisiones del primer mandatario.

“No sabemos de dónde los saca, no los conocemos, en el partido nunca militaron” me narraba como experimentando en carne propia la frustración de una extensa red de militantes y referentes, que no ven entre los ministros y subsecretarios a hombres y mujeres surgidos de entre las filas del Partido Justicialista, o al menos con algún tipo de trayectoria que amerite su nombramiento en las más altas esferas del poder ejecutivo.   

Terminamos de tomar el café, aunque solo yo pedí café y él coca, -me aclaró que esa mañana ya llevaba cuatro cafés tomados-. Le expliqué que en Ciencia Política ese modelo que él describía se llama “decisionismo fuerte” y que los gabinetes en ese modelo pasan a segundo plano porque la voluntad del líder se aplica sin intermediación ¿me preguntó qué pasaba si el líder tomaba decisiones equivocadas? Respondí: no hay acción correctora porque no hay instancia correctora.

Tirar la moneda

Ya no en un hotel céntrico sino en el Comité Capital, me reuní con un grupo de diputados del radicalismo, eran seis, me consultaron que opinaba si las elecciones eran en octubre, -no había café pero si gaseosas y sándwiches-  mi respuesta fue cortita y al pie, llamar a octubre para Raúl Jalil es tirar la moneda, a lo que todos asintieron con la cabeza indicándome que estaban de acuerdo. 

¿Qué hacemos? Me pregunto uno de los diputados con la complicidad de los demás. Mi respuesta: sigan polarizando. También les recomendé no aceptar ninguna instancia de dialogo con el gobernador, y les expliqué que los esquemas de transversalidad en gobiernos impopulares no son para llegar a acuerdos sino para transferir costos políticos. Les pregunte si estaban dispuestos a aceptar esos costos por Raúl Jalil y todos movieron la cabeza negando mientras fruncían el ceño.

Les dije que el gobernador se caracterizaba por mostrar las cartas, y que ya nos había demostrado que le tenía miedo a las PASO provinciales, y que necesita ganar tiempo hasta octubre para mejorar su imagen o ampliar su base de apoyo con intendentes claves para marzo. 

El ritmo del compás electoral 

Volviendo al informe inicial que remití a Buenos Aires, se me pidió entre otros puntos acompañar los resultados del grupo focal con una breve referencia al contexto político provincial.

Expliqué que la gestión de Raúl Jalil carece de obras emblemáticas como insumo de gestión, y que los plazos de ejecución de estas o fueron mal calculados, o fueron pensados en la hipótesis de una reelección "natural" del actual mandatario para ser inauguradas a lo largo de ocho años de gestión, pero que en cualquier caso no se respetó el ritmo del compás electoral y hubo impericia. 

Luego de esto me centre en las políticas públicas, advertí que el gobierno de la provincia carece de un entramado de políticas identificadas y apropiadas por la sociedad, y que esto impide que puedan actuar como una red para detener la caída en la consideración pública del gobernador. 

Cuestionado en 360 grados 

En el plano político -continuaba mi explicación- el gobierno provincial se ha caracterizado por enviar mensajes contradictorios que han derivado en un alto nivel de disenso político tanto en el frente interno como externo. Las ideas de suprimir las PASO y de llamar a octubre, diseminadas vía voceros oficiales fueron alguno ejemplos de desinteligencia propia.  

Expliqué que de insistir en el escenario de octubre este impactaría negativamente en el peronismo de la Capital, cuyos logros de gestión pasarian a segundo plano en el marco de una campaña presidencial fuertemente nacionalizada. 

Asimismo, expliqué que en caso de forzar el escenario de octubre, era dable esperar que el Intendente de la Capital adelantara las elecciones municipales, para evitar el efecto de nacionalización y arrastre, en cuyo caso, luego, el goberandor debería hacer frente a su campaña electoral con la maquinaria justicialista de la Capital en "modo off" y cuyo agujero negro le sería muy dificil de suplir.   

Finalmente evalué como improbable unas PASO para gobernador en el FDT catamarqueño, más allá de las diferencias de perfiles entre el gobernador y el intendente de la Capital, y aún asumiendo de que el gobierno provincial es cuestionado desde los 360 grados, las probabilidades de ocurrencia de dos pre candidatos a goberandor oficialistas son bajas, aunque aclaré que la política es el arte de lo posible.  





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